jueves, 6 de julio de 2017

Más real que las tarjetas

¿Que Dios es real?
Dejé de poner mi confianza en las tarjetas, y en la forma de salir de mis problemas.  Tomé el trozo entero de mi vida y lo puse delante de Sus pies.
No puedo dejar de agradecer al Todopoderoso, quien me libra de todas mis cadenas que yo mismo he forjado ilusamente... pues en su grande e infinita misericordia me sacó de las arenas movedizas de las tarjetas de crédito...  pedazos de plástico que te hunden cada día en el pozo que sin fondo se yergue amenazante cuando el salario no roza tan siquiera a cubrir los pagos mínimos.
Te encuentras en una pesadilla de la cual sientes imposible despertar... 
Tu mente se entretiene en las formas de Cómo resolver ese dilema...  tal vez algún empeño o quizás otro  extrafinanciamiento.
Fue allí cuando dominado en ese juego en el que me metieron a su antojo...  en este momento donde la impotencia te hace sancadilla...  en ese tiempo en en que me escondían de la luz al otro lado del camino.  Allí en el pozo de la desesperanza, que volví otra vez a recordar a aquel que muchas veces ha peleado mis batallas, al Dios que ha suplido mis necesidades, al Dios omnipotente. 
Dejé de poner mi confianza en las tarjetas, y en la forma de salir de mis problemas.  Tomé el trozo entero de mi vida y lo puse delante de Sus pies.
Arrepentido me incliné ante su gloria y entendí que hacía mucho tiempo que dejé de agradecerle la comida cada día, que había perdido aquella gracia de saber que soy necesitado, aquella gracia de depender de sus regalos.
Puse mis errores en sus manos y me quedé esperando para ver de sus milagros.
Ese oscuro círculo vicioso, estaba en su apogeo hace apenas siete meses... y como si fuera arte de magia, el Señor envió trabajo rebosante, que unidos con mis hijos, y de la mano de mi esposa, mi preciosa ayuda idónea, realizados hasta altas horas de la noche nos dieron la salida.  En cierta forma fue cansado pero muy gratificante, sobre todo porque hoy aquella deuda que se había convertido en imposible,        es solamente otro enemigo derrotado por el Padre.
Dios ha sido bueno, es mi proveedor y puede serlo para aquellos que le entreguen así mismo sus errores.
Arrepiéntete de haber puesto tu confianza en las tarjetas, paga hoy tus diezmos y dale tus ofrendas, rompe la avaricia, y al ser libre de cadenas podrás reconocer que buscar primeramente Su reino y Su justicia, da mejores resultados que los plásticos dorados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario