domingo, 20 de mayo de 2018

Plumas blancas


¡Agárrense! advertí gritando para que mis hijos y mi esposa me escucharan, mientras me esforzaba en sostener aquel timón rebelde que se negaba a obedecerme, presionando con todas las fuerzas de mis piernas el pedal del freno y poder al fin así detenernos sanos y salvos a la orilla del camino.  La llanta delantera había explotado cuando íbamos a más de 100 kilómetros por hora, y yo sabía que eso era sumamente peligroso y que nos podíamos haber dado vuelta en un instante.  

No entendí cómo fue tan fácil salir de esa situación, hasta que alguien comentando que había sido por la gracia del Señor, a manera de broma me dijo que yo no había visto el montón de plumas blancas regadas por doquiera en aquella carretera.

Porque ciertamente fue un ángel enviado del Señor, quien nos pudo rescatar aquel momento, pues hay ángeles cuidando de nosotros en toda situación...  esforzándose por protegernos y aunque no se literalmente, dejando de sus plumas blancas en nuestros caminos peligrosos para nuestra seguridad. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario