viernes, 18 de noviembre de 2016

Carta de un ex-pastor

Cuánto me esforcé para no ver lo que estoy viendo con asombro...
Cuantas noches de desvelos... cuánta lucha espiritual...
Me puse al borde de la noche enfrentando tus demonios con ahínco y esperanza...
Cuántas oraciones e ilusiones se perdieron en intentos infructuosos por mostrarte que la noche es atractiva, pero que nosotros somos de la luz...  cuánto llanto derramado en la alfombra de mi alcoba, donde hablaba de tus grandes aflicciones que sufrías por montones...
Hice míos tus dolores, cargué tus cargas cuanto pude, le di la espalda hasta mis hijos y eso en muchas ocasiones...
Ver tu vida como nunca deseé, me hace arder el alma y me desgarra el sentimiento.
Te has mofado del pecado... te has reido de aquella santidad que antes con amor yo te mostré.  Te dejaste dominar por el aborto, te dejaste absorber por el alcohol, te casaste con la fornicación, y te abrazaste al adulterio.
Pero no creas que he perdido la esperanza...  no me he dado por vencido todavía... tal vez ya no sea tu pastor, pero te estaré llevando en oración.

viernes, 28 de octubre de 2016

Encontrando la verdad


Ese tiempo como todo buen adolescente lo pasé encerrado en mi habitación, con la salvedad de que lo hacía leyendo las Sagradas Escrituras.  Me motivaba mucho, entender acerca de los tiempos que se mencionaban en el libro de Daniel y Apocalipsis, así mismo, saber más allá de lo que otros conocían, y ésta era mi gran equivocación... porque si bien es cierto estaba leyendo la palabra del Señor, lo hacía con la motivación errónea.

Me habían asustado diciéndome que si me dejaba engañar, sería destituido del pueblo de mi Dios, que el engaño era sutil y que de esta manera me podían poner hasta la marca de la bestia, sin darme apenas cuenta.   
Estas profecías, en realidad eran el arma de miedo que tenían para que uno no escuchara otra doctrinas.  Sin embargo, me di cuenta que el Apocalipsis revelaba el corazón de Dios acerca del deseo que tenía, porque el hombre se arrepienta de sus caminos de pecado... y que de ninguna manera se refería al deseo de Señor de destruir a los que piensen distinto que yo, cómo me lo habían enseñado.

Un día tuve un sueño... donde me encontraba preocupado en encontrar la fecha de la segunda venida de cristo, leyendo la biblia y haciendo números, cuando de pronto desde el cielo se escucha un trueno y al salir de aquel lugar donde yo estaba, me encuentro con qué Jesús ya había venido y yo me había quedado... fue muy triste y lamentable, pero entonces entendí y empecé a interesarme por encontrarme con la verdad, ya que Jesús mismo se había declarado que era la verdad.

Otro de esos días, leyendo el capítulo 17 de Juan, me detuve en el versículo 17 encontrando que es la verdad la que me santifica.  Así entré en la cuenta de que la palabra de Dios es la la verdad, pero que la motivación con la cual yo la buscaba no me santificaba, por lo tanto entendí que si mi motivación de leer la Biblia era encontrar "santificación" entonces, y solamente entonces, encontraría "la verdad".

Fue hasta entonces que empecé a leer la Biblia con otra perspectiva, tratando de encontrar la voluntad de Dios para mi vida... qué es lo que no le gusta de mí y qué es lo que quiere que yo haga... Entendí que la Palabra de Dios era mi guía hacia la santidad, el camino hacia la pureza, la ruta para agradar al Padre Celestial, y al leerla de esta forma, pude descubrir la profundidad inmensa de revelación de su corazón en cada palabra de la Sagradas de Escrituras.