sábado, 28 de marzo de 2020

Ha vuelto a hacerlo otra vez


Ha vuelto a hacerlo otra vez.

De pronto recibí aquel balón y me detuve para observar la situación, aunque fue muy extraño para mi que me confiaran la jugada.  Allí estaba de inproviso intentando hacer alguna cosa, frente a esos grandes hombres a los cuales, sin exagerar, les llegaba hasta los codos.   En mi vida jamás había jugado básquetbol, aunque si bien, lo había intentado, de ninguna forma había recibido ni siquiera un solo pase, todavía.

Me asusté al verme acorralado sin salida, por lo que obviamente tuve que buscar donde estaban los compañeros de mi equipo.  Protegí con todo lo que pude aquel balón, que estuvo a punto de zafarse de mis manos.   Fue allí cuando mientras intentaba hacer el pase al otro lado de la cancha, con el peor atino que pudiera haber tenido algún aprendiz de jugador, que la pelota en lugar de dirigirse al compañero de mi equipo, voló desviado totalmente hacia otra dirección, llegando lentamente y de forma inaudita a anidarse en la canasta limpiamente, dándonos de forma increíble, la victoria sin ninguna intención.

Así mismo me ha pasado en muchas áreas de la vida, no porque yo tenga la suerte de los más afortunados, sino porque Dios que sabe de misericordia, hace para mi, milagros imposibles cada día.  

Por eso cuando veo las victorias de mi vida, solo puedo detenerme y contemplar aquel poder, estando sumamente agradecido, porque se que ese pase fue desviando por Su gracia desde el cielo, y que Dios sonriendo con sus labios, ha vuelto a hacerlo otra vez.

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