lunes, 4 de marzo de 2024

Despedido pero...

Salí de aquel lugar conteniendo las lagrimas, derrotado y avergonzado.


Rápido había terminado esa semana que inicié con gran expectativa por haber conseguido mi primer empleo de profesional de la ingeniería.

No se en qué universidad estudiaste, me dijo aquel jefe con evidente molestia., pero no nos sirves en esta empresa, terminó mientras me despedía dándome el cheque de los cinco días trabajados.

Lloré como nunca lo había hecho, me quería rendir y buscar otra cosa que hacer...   Pero algo nació dentro de mi; un fuego intenso, una necesidad de demostrarme lo contrario...  Una nueva fuerza que venía de lo alto...  Tal vez, esa santa terquedad qué tienen los más que vencedores, esa fuerza que se intensifica en nuestras debilidades...  La fuerza que levanta del polvo al necesitado, y te lleva a sentar junto a los príncipes del pueblo del Señor... 

Hoy, después de más de treinta años...   Solo puedo agradecer a Dios por esa experiencia, que me enseñó más que ir a la facultad...   Esa experiencia que me dio resilencia, me hizo analizar mis errores y desidías transformándolos en virtud y diligencia.

‭‭Romanos 8:28 NTV‬‬
Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. 

domingo, 18 de febrero de 2024

Amor sin apariencias

La desesperación hacía presa de mi cuerpo, mientras tragando agua me hundía en esas turbias aguas qué me estaban ahogando... no podía más, pues mis fuerzas se apagaban lentamente y no alcanzaban ya para luchar.  

De pronto, al abrir uno de mis ojos, mientras daba mis últimas bocanadas de aire para dejarme hundir finalmente...   Aparece con esa seguridad que le caracteriza acercándose hacia mi, esa mujer que Dios me regalo para ser mi compañera en esta vida. 

Traté de asirme de sus hombros, mientras extendía mis brazos hacia ella... pero no podía darle alcance y no entendía como cada vez que trataba de abrazarla ella se alejaba más y más de mi. 

Creí que me estaba despreciando, pero mientras yo me ofendía, ella lentamente me sacaba hasta la orilla, jalándome por el cincho de mi pantalón, que tenía bajo el agua.

Ese día aprendí lo que es el amor de a deveras...   Ese amor que no solo es caricias y palabras alicientes, aunque si las tiene... ese amor que no se ve en la superficie de las cosas aparentes... sino que, aunque vive más en lo profundo y lo secreto, hace todo por sacarte del torrente.